La Yesa, rodeada de montañas y campos de cultivo, ofrece un clima y unas condiciones idóneas para el crecimiento de almendros. La familia, con un profundo conocimiento de la tierra y los ciclos naturales, cuida con esmero sus extensiones de almendros, asegurando que cada cosecha se realice en el momento perfecto, garantizando la mejor calidad de fruto.
El trabajo comienza a finales del verano, cuando los campos se llenan de actividad. Todos los miembros de la familia se involucran en el proceso, desde los abuelos hasta los más jóvenes, trabajando juntos en la recolección de las almendras, con técnicas que han perfeccionado con los años.